joel-ortegaEl pasado fin de semana el Director General del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM), Joel Ortega, declaró la existencia de más de 600 “Bocineros” dentro de las 12 líneas del STCM. Estas declaraciones abrieron, de nuevo, el debate acerca de la corrupción e impunidad que existe en dicho medio de transporte. Diferentes “opinólogos” pusieron el grito en el cielo y dirigieron sus comentarios hacia la mala gestión de Miguel Ángel Mancera como Jefe de Gobierno del Distrito Federal por permitir que existan las mafias dentro del STCM, sin embargo, me gustaría proponer otro tipo de análisis para reflexionar acerca del fenómeno del comercio informal.

Lo primero que se debe hacer es entender que el comercio informal es un fenómeno que ha incrementado su práctica, no solamente a nivel nacional, por lo tanto, se puede decir que se trata de un fenómeno a nivel estructural que tiene como origen la debilidad del Estado para generar empleos e incorporar la mano de obra dentro del mercado laboral. El economista y presidente del Instituto Libertad y Democracia, Hernando de Soto, propone “aislar todos los obstáculos  y transformarlos en estímulos políticos, en facilidades legales para liberar y multiplicar las energías empresariales de los ambulantes”. Con lo anterior podríamos estar mencionando una solución a la problemática, sin embargo, las cosas no resultan tan sencillas desde el momento que grupos politizados se hacen cargo de organizar a los vendedores  en los vagones del Metro y bajo el respaldo de algún funcionario delegacional, muchas veces a nombre de él, hacen cobros por permitir vender dentro del Metro. Así pues, el problema no tiene como responsable solamente al Jefe de Gobierno, también están involucrados los líderes de los comerciantes vagoneros, autoridades del STCM, Jefes Delegacionales, grupos afiliados a un partido político, muy probable el PRD,y el Gobierno Federal.   

Bocineros_metroDe igual manera hay que mencionar que a través del tiempo se ha transformado y diversificado el comercio dentro del STCM. Muchos años, sobre todo a finales de la década de los 70’s, los dulces que se vendían eran producto defectuoso o caduco de la marca ADAMS; hoy en día se comercializa piratería y muchos productos de origen chino.  Otro aspecto que debemos tomar en cuenta es que la cifra presentada por el titular del STCM no puede ser tomada en serio debido a que no se sabe en sí, cuantos vendedores bocineros existen, por ejemplo, si el vendedor vagonero tiene dinero para “rentar” las bocinas, mismas que solamente pueden ser rentadas a su líder, lo hace, pero eso no significa que al día siguiente venda lo mismo o quiera estar cargando las bocinas ya que muchas veces diversifican “el producto” que venden dependiendo lo que consideren esté de moda; depende lo que vendan es la «cuota» que dan a su líder.  

Pero algo que es de pensar tiene que ver con que la sociedad se está polarizando, no solamente en un aspecto económico, hoy en día podrán estar de acuerdo con que los vagoneros resultarían ser el producto de Estado fallido o, por otro lado, pueden pensar que son personas que transgreden la tranquilidad del usuario del metro con su ruido. Pareciera que no hay puntos medios y la tolerancia sólo la pensamos para nosotros y no la damos a los demás.  

Así pues, lo que pasa en el Metro es una expresión del comercio informal y de la cultura política que tenemos en nuestro país; muy pocas veces se piensa una organización que ofrezca servicios y que opere como una cooperativa, por poner un ejemplo. La solución se ve lejana debido a que no hay una disposición por parte de los vendedores para organizarse de otra manera que no sea bajo la figura de un líder; el STCM no da señales de querer solucionar el problema ya que los jefes de estación están coludidos con los líderes y reciben pagos para dejar vender a los vagoneros; el gobierno tampoco genera condiciones en las cuales se pueda llevar a cabo un ordenamiento y eventualmente generar puntos de venta dentro de las instalaciones del STCM como lo han hecho en algunas estaciones, principalmente las que sirven de transborde.

Esperamos abrir un diálogo con el querido lector.