Cuando la historia ya no tiene avance,
cuando ya no se puede caminar,
cuando vuelve a vaciarse el asiento
y al dormir, una almohada más viene bien.
Hay que detenerse,
si es preciso alejarse,
arriesgarse a no volver,
abandonar para renovar.
Recuerdo tus ojos envueltos en dudas,
no sabían hacia dónde mirar,
no fue amor, fue algo mejor.
Mirar tu sonrisa al despertar,
contagiarme de ti y suspirar,
despedirme para no irme jamás.
Por mi parte fue un placer,
ese arte de perder,
esa dulce locura
de vencer la amargura.
El silencio gritaba un final,
la distancia nos quería alcanzar,
volvimos a ser extraños,
un par de solitarios
incapaces de coincidir.
M.A.Z.