Bésame con los ojos abiertos

y con la boca cerrada;

deja que te entregue

la inocencia que me queda.

Regálame tu mirada más pura,

la que soltaste con tanta ternura.

Delinea mis labios con tu dulzura

dejándome sentir un dejo de locura.

Bésame despacio, sin prisa;

cobíjame bajo tu sonrisa satisfecha.

Arráncame la lengua con el suspiro de tu pecho agitado,

revuelve mi cabello

en sentido inverso al tiempo.

Tonifícame

Respírame

Bébeme

Ármame

Toma mi espalda para ararla con tu almendra afilada,

vaporiza mi piel con tu brisa nocturna

asfíxiame con tu abrazo perpetuo

sofócame con tu aliento cansado.

Quédate

Quiéreme

Cuídame

Ámame

¿Qué he de ofrecerte sino mi vida?

darte hasta mi última promesa;

mis sueños y mi fe;

cada tropiezo, cada fracaso;

mi pudor recuperado.

¿Con qué he de convencerte para que permanezcas a mi lado?

Que detengas mi estertor y tormento

de saberte mio tan mío, sólo mío.

De tenerte tan remoto y escaso

que me dueles e incendias.

¿Cómo he de aguantar tu miedo después de tu certeza?

Apareces, me amas, me enloqueces y te vas

llevando tras de ti

mis

fragmentos

de vida.

Te envío mis celos y mi codicia

para que velen tus días

y agiten tus noches;

para exigir un derecho ganado;

mi casa en tu pecho

con el alma entretejida.