Hay fotografías que pueden no tener explicación y aunque busquemos exhaustivamente, no alcanzamos a comprender del todo por qué nos atraen o nos perturban. Esas fotos son aquellas en donde el autor ha puesto gran parte de su mundo interno, la totalidad de su imaginación parece estar frente a nuestros ojos. Siempre he considerado que los verdaderos artistas son los que llegan a un grado de honestidad en el cual el temor a mostrarse tal cual son, tiende a desaparecer por completo. Roger Ballen es de esos locos que no siente miedo de sacar lo que habita en su cabeza, en su mundo no hay palabras solo imágenes.

Nació en Nueva York a mitad del Siglo XX. Estudió Geología en la Universidad de Berkley pero la foto estuvo presente en su vida desde su infancia. Su madre, Adrienne Ballen, fue  editora en la agencia Mágnum y en los sesentas abrió una de las primeras galerías dedicadas totalmente a la fotografía. En un principio el  trabajo de Roger Ballen era de carácter documental, bastante influenciado por  fotógrafos como Bruce Davidson y André Kertész (por cierto eran grandes amigos de su madre) de esta etapa destacan sus libros Boyhood y Dorps, ambos trabajos que hoy el propio fotógrafo considera menores.

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Tras  la muerte de su madre y después de una gran depresión, decide abandonar su país para establecerse en Sudáfrica después de haber hecho un viaje de 5 años a través de Grecia, El Cairo, Israel y Nepal. Durante esta etapa de su vida su estilo fotográfico cambia drásticamente, evolucionando hacia un trabajo más conceptual, en donde encuentra el sello que lo ha caracterizado de los demás fotógrafos de su generación.

Roger Ballen crea sus fotos sin mayor pretensión que la propia necesidad de definirse a sí mismo; su trabajo tiene que ver con una especie de viaje psicológico y existencial hacia el interior. Dentro del viaje interno podemos ver sus obsesiones y su visión onírica sobre el mundo. Ballen gusta de mezclar, de manera extraña, lo real con lo ficticio; en sus fotos se respiran atmósferas oscuras que parecen estar hechas de la misma sustancia que los sueños más bizarros. La escultura y la pintura se adjuntan a la técnica fotográfica creando un conjunto al que no podríamos aventurarnos a llamar solamente simple fotografía. Paredes pintadas y objetos hechos por el mismo inspirados en la cultura Africana, crean extraños collages que remiten al surrealista  Max Ernst. La presencia humana apenas se asoma como un pequeño guiño para recordar que se trata de un retrato. No hay personajes principales, cada elemento colocado de manera minuciosa, conforma un todo. El cuerpo se reduce a un objeto maltratado, encerrado dentro de claustrofóbicas locaciones, ratas y aves aparecen recurrentemente en sus escenas. La incorporación de animales y el vinculo con la naturaleza son uno de sus sellos más característicos. La perspectiva no le importa demasiado, algunas imágenes parecen no tener profundidad, pero por el contrario, la textura parece ser lo indispensable para Ballen. No le interesa el color; el blanco, gris y negro le bastan para crear sus imágenes en las que no existe manipulación de ningún tipo. Todo su trabajo es hecho de manera análoga con película. Todos éstos elementos conforman el particular mundo de Roger Ballen, y hacen de su obra una de las más distintivas de la fotografía moderna.

6127-Ritual-2011-915x912Aunque sus fotos son sumamente narrativas, el propio Ballen considera que en realidad las buenas fotos se separan de lo verbal, dicen todo de manera visual, pues su significado está expresado en otro tipo de lenguaje. Por ello no hay que ponerles palabras, pues las fotografías pueden significar  cosas diferentes para cada persona que las observa. Sin embargo, existe algo común que los espectadores captan en su obra: la oscuridad. Lo curioso es que para Roger Ballen la parte oscura de su trabajo no tiene porqué ser depresiva o inquietante, él afirma que estos aspectos pueden aportar mucha energía e inspiración  y no necesariamente tristeza o sentimientos depresivos.

Claustrofóbico, inquietante, oscuro, polémico, son términos que podrían definir a Roger Ballen, pero en realidad la honestidad tan desparpajada con la que nos muestra una porción de su mundo, es lo que le da a su obra un sello único y casi irrepetible.
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Actualmente Roger Ballen es uno de los fotógrafos contemporáneos más exitosos del mundo, sus fotos se cotizan a precios tan altos que nunca ha tenido la necesidad de incursionar en la fotografía comercial (género que por cierto desprecia bastante).  Su obra forma parte de las colecciones permanente de algunos de los museos más importantes del mundo como el MOMA y el Stedelijk de Ámsterdam. En 2012 realizo un muy recomendable vídeo clip  títulado “I Fink You Freeky” del grupo Sudafricano “Die Antwoord”, en el que inserta todos los elementos de su obra. El resultado del visual, son cuatro minutos de las oscuras atmósferas de Ballen que se conjugan a la perfección con la propuesta  y el concepto del grupo. Sus libros más destacados son “Boarding  House” y “Asylum” este último es un proyecto realizado en un albergue en donde la gente convive con animales, sobre todo aves.

En definitiva el trabajo de Roger Ballen no es tan digerible como el de otros fotógrafos contemporáneos. Hay incluso quien considera malas sus fotografías, sin embargo, es imposible que pase desapercibido dentro de la historia de la fotografía y del arte en general. Si les gustan aquellos artistas que no tienen prejuicios en hacer lo que se les de la gana con tal de expresar su interior, revisen el portafolio de Ballen en su sitio web y recuerden que no es recomendable buscar palabras para definir su obra, basta con mirar la imagen.

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