Hay que acabar con los festivales que promueven viejos modelos, esos elefantes blancos que solo exhiben películas de los grandes maestros y no dan oportunidad a los nuevos cineastas. Festivales como el de Sundance, dan oportunidad al cine independiente de que al ser exhibidos puedan ser vistos por exhibidores y que esas películas lleguen a más público en todo el mundo.
La libertad creativa solo se podía obtener con el “label” (nombre reconocido dentro del medio) en los viejos modelos, Pues la obra se está convirtiendo o tiene más relevancia por sí misma que por su autor. Se empezará a hablar más de la obra y menos de los nombres. Los nuevos modelos es romper las cadenas establecidas y darle un renacimiento, una evolución al cine. Retomar el lenguaje pero aplicando las nuevas herramientas. Querer imitar al modelo de Hollywood no resulta satisfactorio para el artista que quiere hacer su obra. Hollywood es una industria y como tal solo busca hacer dinero, tener materia prima para fabricar su producto y venderlo. Hollywood apuesta más a las superproducciones, son sus cartas fuertes. Los nuevos modelos también diversificarán el contenido, será fácil para cualquier persona del mundo, hacer una película y poder exhibirla.
Mantener los grandes edificios de los corporativos y los vuelos de los directivos de esos edificios, incrementan el costo de la película que compras. No es el costo real. Los nuevos modelos reducirán costos al hacer el contacto más directo con el público. Esto ya se refleja en la piratería; el pirata tiene el camino libre porque reduce costos. La piratería ha hecho que algunas obras se difundan más. Los nuevos modelos democratizarán. Este tipo de modelo ya se ha probado en otro tipo de medios o artes como la música. Radiohead lanzó su última producción a través de internet y recaudó más dinero por medio de donativos del público, de los que había recaudado con las compañías disqueras.
Se vive pensando que todo lo de antes era bueno, antes había buen cine, pensando en los viejos modelos. Las generaciones pasadas aprendieron a formarse un ojo muy purista y le cuesta un poco más adaptarse a la transición. El Cine de los nuevos maestros: gente que sale con sus handycams a hacer películas, largometrajes o cortometrajes hechos a partir de fotografías fijas, películas hechas aceptando el nuevo formato, honrándolo y utilizándolo al 100%, son las más aceptadas por el nuevo y viejo tipo de público.México es el país de Latinoamérica que más asiste al cine. El mexicano fue al cine en 2010 un promedio de 1,8 veces al año, seguido por Argentina con 0,8 y Brasil, que tiene más cines, con 0,5, según datos difundidos hoy por la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma (Canacine) de México.
México también es el único país de América Latina que figura entre los cinco países del mundo con mayor asistencia a sus salas de cine, con 191 millones de boletos vendidos durante el 2010, relató DPA. En México se oye decir mucho que no hay apoyo para los cineastas. No hay industria, y esto es cierto, aunque se diga que se fomenta el cine en México, el tipo de cine que se fomenta es el de las grandes producciones cinematográficas de alto presupuesto, “ya que son las que generan una mayor derrama económica y fortalecen la posición de México en la industria internacional”. En otras palabras, favorece a las cintas probadamente rentables y deja una vez más a su suerte –en la competencia desigual con el mercado estadunidense– al cine independiente de bajos recursos y de indiscutible vocación artística. Así es que debemos mirar estos cambios tanto espectadores como realizadores como una plataforma para las próximas generaciones donde la información y el conocimiento sea libre para todos, debemos ser los arquitectos de el cine y la evolución del conocimiento.