Los años sesenta fueron una época interesante: fue el período de los Beatles, el inicio de la Generación del Amor, de la represión gubernamental respaldada por los medios de comunicación y sobre todo, del auge de la carrera espacial entre Estados Unidos y La Unión Soviética, enmarcada por la Guerra Fría. Hay muchos nombres que se mencionan durante esta era, pero hoy nos ocuparemos del Coronel Retirado del Ejército de los Estados Unidos de América, Joseph Kittinger y del Mayor Yuri Alekseievich Gagarin del Ejécito Rojo.
Kittinger participó en varios proyectos que involucraban operaciones a grandes altitudes, los más sobresalientes fueron Manhigh (1957), Excelsior (1960) y Stargazer (1962). El más sobresaliente de estos proyectos fue el Proyecto Excelsior, en el cual la Agencia Espacial pareció encontrar la respuesta a la pregunta: ¿Qué pasa si la nave espacial no puede regresar? La respuesta, al parecer, fue: «Pues que se aviente el astronauta.» Se realizaron varios saltos desde distintas alturas, para evaluar las reacciones que experimentaba el ser humano a diferentes alturas, hasta el 16 de agosto de 1960, fecha en la que se intentó el salto definitivo. Kittinger, vestido con un traje experimental para resistir la presión subió en una góndola, la cual estaba enganchada a un globo de helio. Cuando alcanzó la altura de 31, 333 metros, saltó, iniciando una caída libre que duró casi cinco minutos a una velocidad de 988 kilómetros por hora. Estableció cuatro récords: el mayor ascenso en globo, el salto más alto en paracaídas, la mayor velocidad alcanzada en la atmósfera y la caída libre más larga.
Espero que en todos los datos técnicos que aparecieron en el párrafo anterior no se haya perdido el verdadero mensaje, pero por si sucedió, lo pongo directo: un hombre se trepó a una cesta, que, impulsada por un globo, llegó casi a la orilla de la atmósfera. Una vez ahí, decidió dar un paso y tuvo cinco minutos para razonar que el piso estaba cada vez más cerca… Tal vez era otra época, tal vez la gente pensaba de manera distinta, pero para mí eso es la definición de un héroe. muchos pensamos si vale la pena levantarnos en la mañana y este hombre decidió brincar desde una altura de más de treinta y un kilómetros, básicamente para demostrar que era posible. Es una de esas hazañas que todos deberíamos conocer y reconocer, independientemente de la motivación.
En 2012, el deportista extremo Felix Baumgartner, patrocinado por la compañía Red Bull, intentó superar la hazaña de Kittinger, quien participó en el proyecto como consejero de seguridad. De los cuatro récords establecidos se rompieron tres, quedando intacto el de la caída libre más larga, ya que Baumgartner abrió el paracaídas a mayor altura que Kittinger. Aún así rompió el de salto, alcanzando una altura de más de 39000 metros.
Si Kittinger fue el primer ser humano en acercarse al espacio, Gagarin es quien tiene el privilegio de haberlo alcanzado. Yuri Alekseievich Gagarin tuvo una carrera meteórica dentro del ejército soviético. Su primer acercamiento a los aviones militares fue en el año de 1955 cuando ingresó a la Academia Militar de Pilotos. Obtuvo sus alas dos años después, en 1957, año en el cual la Unión Soviética colocó el primer satélite artificial, llamado Sputnik, en órbita. En 1960 participó en el proceso de selección de cosmonautas, resultando seleccionado entre tres mil quinientos aspirantes para ser enviado al espacio. Después de un entrenamiento de casi un año, inició su aventura. A bordo de la nave Vostok 1, realizó un vuelo alrededor de la tierra, el cual duró ciento ocho minutos en total, durante los cuales mantuvo el contacto por radio con su base, además de probar un poco de comida. demostrando que un ser humano podía comportarse de manera normal en condiciones de gravedad cero. Al final volvió a la tierra, aterrizando en territorio ruso y sorprendiendo a todo el mundo, demostrando que el viaje al espacio no era sin retorno. Inmediatamente se convirtió en héroe nacional, en símbolo de la supremacía soviética. Como dato curioso, se dice que el actual propietario del diario mecanografiado de Gagarin, en el cual se narra el viaje, es Fidel Castro, quien se ha declarado en varias ocasiones admirador del cosmonauta.
La verdad no sé cuál de las dos historias me impresiona más: el hombre que casi sale al espacio sin entrenamiento especial o el que pasó de piloto a astronauta en menos de cinco años. Aunque el final de sus historias fue muy diferente (Gagarin falleció en un accidente en el año de 1968, Kittinger sigue vivo), los dos son la prueba de que realmente podemos hacer lo que queramos, como dice el clásico, querer es poder. Ambos fueron de los hombres más condecorados de su época, aunque yo creo que ninguna condecoración se compara con el hecho de haber visto en vivo la curvatura de la tierra.