Cuando el viento sopla fuerte y no lo siento,
cuando amanecen despeinadas mis ideas
y no se me ocurre abrirle la ventana
a mis pensamientos que caminan como gatos
de un lado a otro, maullando todos al mismo tiempo;
busco fugarme como as de luz en dirección al cielo.
Esas veces en las que desconozco el camino que me trajo
y la cabeza me revienta de no querer pensar más.
Decido que me mudaré al planeta más cercano,
que es momento de desaparecer de la lujuria,
que seguiré el camino a fantasía.
Me han recetado «pastillitas» para soñar,
que me hacen sentir tan bien, que puedo volar.
Pero no logro salir de la tempestad,
no logro calmar mi eterna ansiedad,
y aunque haya alguien a mi lado, me persigue soledad.
Las voces en mi cabeza opinan que debería mejorar,
que lo tengo todo, que es sólo que no lo he querido aprovechar.
Si me dejaran caminar, hasta el mar,
revolcarme con las olas y en una roca reventar.
M.A.Z.