A Ernesto quien me contó este fascinante episodio
Entre los libros de arqueología que me heredó mi padre, encontré uno que llamó mi atención: El remoto pasado de México de Alma M. Reed, que más allá de interesarme por su contenido, me interesó por la historia de Alma y su paso por México. En dicho libro se puede ver la siguiente dedicatoria:
A la memoria de Felipe Carrillo Puerto, de
Yucatán, mártir del ansia imperecedera del hombre
por la libertad, quien fiel a la antigua herencia
maya y a su visión personal de la justicia social,
vinculó la cultura de la gran estirpe americana
a la civilización de un distante porvenir de libertad.
Alma Reed
Alma M. Reed, periodista norteamericana, una de las primeras mujeres en ejercer dicha profesión, intervino para salvar la vida de un joven mexicano de 17 años que estaba condenado a muerte. Ello propició que se revisaran las leyes de California que condenaban a los menores de edad y por este caso, el entonces presidente, Álvaro Obregón, la invitó a pasear por México hacia 1922, país del que se enamoró profundamente; posteriormente el periódico New York Times le ofreció ser corresponsal en México para que informara sobre los más recientes hallazgos arqueológicos en la zona de Yucatán, donde el norteamericano Edward Thompson le reveló que varias piezas valiosas extraídas del cenote sagrado de Chichén Itzá, había sido enviadas a museos norteamericanos. Alma inició una serie de reportajes sobre el caso donde denunció dicha actividad, de manera que el gobierno norteamericano tuvo que devolver las piezas.
El viaje a Yucatán le permitió conocer a quien sería el gran amor de su vida: Felipe Carrillo Puerto, interesante y poco conocido personaje de nuestra historia, quien tomó posesión como gobernador constitucional del estado hacia 1922 e introdujo una serie de políticas novedosas al estado, con tendencia socialistas. Cuando tomó posesión ofreció un discurso en lengua maya a una multitud atónita a la que se incitaba a instruirse y emanciparse económicamente.
Junto con sus hermanas —en particular, Elvia Carrillo Puerto— Felipe organizó clubes feministas en el estado, que promovían la igualdad jurídica del hombre y la mujer, así como el derecho de las mujeres para convertirse en propietarias de tierras. En dichos clubes se llegó a postular la libertad para planificar la familia y el amor libre. La respuesta del gobierno, dirigida por el entonces Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos y el apoyo incondicional del Diario Excélsior, promovieron la creación del 10 de mayo para celebrar a las madres y contrarrestar con ello, las ideas liberales que se promovían en Yucatán.
Felipe Carrillo Puerto también formó ligas socialistas que además de contribuir al progreso material del Estado, se preocupaban por la instrucción y crecimiento espiritual de los pueblos mayas. Emitió el decreto para la creación de la Universidad Nacional de Sureste, hoy Autónoma de Yucatán y se encargó de hacer el reparto agrario “efectivo” donde se propuso expropiar las haciendas henequeneras que habían sido un lastre en el estado durante el Porfiriato, en materia social, aunque dicha medida no logró materializarse. Felipe, en cambio, se ganó la antipatía de los sectores más reaccionarios de la sociedad. Hacia 1923, Yucatán se unió a la rebelión delahuertista que dio pretexto al gobierno de Obregón para destituirlo; cuando Carrillo Puerto intentó embarcarse a Cuba fue aprehendido y fusilado en los primeros días del siguiente año (1924).
Durante esta aventura, conoció a Alma M. Reed y quienes fueron testigos de dicha relación cuentan que fue un amor a primera vista.
Felipe rebautizó a Alma con un nombre maya Pixan Halel, compartieron su amor por el pasado antiguo de México y sus ideas de reivindicación social. Felipe incluso se divorció para casarse con Alma, aunque por los acontecimientos políticos, dicho matrimonio no llegó a consumarse. La dedicatoria con la que inicié este artículo fue publicada en 1971, es decir, casi 50 años después de los hechos, como muestra que el amor por Felipe nunca desapareció en Alma quien continuó sus estudios sobre el pasado prehispánico y, años más tarde, el gobierno de López Mateos le entregó el “Águila Azteca” como reconocimiento por su interés y amor por México.
Hacia 1965, Alma conoció a Carlos Loret de Mola, entonces senador de Yucatán a quien le pronosticó la gubernatura del Estado: “Usted ocupará algún día la silla de Felipe, yo no lo veré porque moriré pronto” y solicitó que sus cenizas fueran depositadas cerca de las de Felipe, cosa que el futuro gobernador logró, ya que las cenizas de Alma se hallaban en Gayosso y no se les podía retirar de ahí, por falta de pago. Al final, se logró que las cenizas fueran trasladadas a Mérida donde yacen muy cerca de Felipe.
Felipe Carrillo Puerto, mártir de la política mexicana, inmortalizó su gran amor por Alma, con la ayuda del poeta Luis Rosado Vega y el músico Ricardo Palmerín, a través de la bellísima canción Peregrina que revela esta maravillosa historia de amor no consumado.
Sobre este episodio, los días 7 y 8 de diciembre se estrena la ópera Alma compuesta por José Miguel Delgado donde se narra este interesante episodio, no me da tanta confianza el autor, a quien debemos el tema del «Bicentenario» aunque vale la pena otorgarle el privilegio de la duda.
La ópera se estrena en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, a precios bastante accesibles y para los que se quieran animar les dejo esta liga: [http://www.musica.unam.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=2788:-alma-opera-de-jose-miguel-delgado-sala-miguel-covarrubias&catid=12:novedades&Itemid=168]