En 1927 decía Josephine Baker,“En verdad soy célebre, mi cabeza y mis muslos están en todas partes y sin prejuzgar digo que el cielo me ha dado ‘muslos inteligentes’. Cumplo muy bien con mi contrato en el escenario pero ¿cumplo con el de la vida, con ese contrato que me está asignado en alguna parte, mi contrato de ser humano? La pregunta me aprieta el corazón”.
Freda Josephine McDonald, mejor conocida como Josephine Baker, fue una cantante y bailarina nacida en St. Louis, Missouri, Estados Unidos, en junio de 1906. En su tiempo fue considerada un auténtico sex symbol. Llegó a ser la primera estrella que se mostró desnuda, o casi, en el escenario. Todo París se arrodilló a su paso: artistas, escritores y big shots de las finanzas se pusieron a sus pies, y eventualmente se metieron en su cama. Incluso llegó a posar para los pintores Van Dongen, Foujita y Picasso.
Pero JOSEPHINE BAKER también fue una mujer comprometida no solamente con su arte, sino con todas las causas justas, desde la discriminación racial hasta su militancia en la Resistencia Francesa, como espía. Cuando los nazis sitiaron París, la cantante escondió en su castillo alejado de París a miembros de la resistencia. También viajó a Lisboa, con la excusa de ofrecer algunos conciertos, para contactar con miembros de la Francia Libre y ser así transmisora de información. Algunos mensajes iban escritos con tinta invisible en los papeles en los que Josephine Baker llevaba los textos de sus canciones. Todas estas acciones de espionaje tuvieron su reconocimiento por parte de Francia una vez finalizada la guerra. Charles de Gaulle le otorgó la Legión de Honor y la Medalla de la Resistencia. En 1963 compartiría el estrado con Martin Luther King en la famosa marcha de Washington. Josephine protestó contra el racismo. Incluso en su propio estilo singular: adoptó doce huérfanos de distintos colores, razas y religiones, a los que llamó su “tribu del Arco Iris”.
Este tipo de vida y sus excentricidades le costaron caro y estuvo a punto de perder sus propiedades al caer en bancarrota sino es porque Grace Kelly, la princesa de Mónaco le ayuda. Cuando murió, en 1975, era una persona muy querida y respetada, fue la primera mujer de origen estadounidense en recibir honores militares en sus funerales, celebrados en Francia, aunque su tumba se encuentra en el cementerio de Mónaco.
