Soy la sencilla expresión

que nace espontánea

de tu mirada tímida

que habla inmersa en el silencio.

 

Luz que brota de tu cuerpo,

me ilumina y me vuelve diáfana y sutil,

ligera, indestructible y feliz.

 

Me mimetizo con tu tacto,

con tu respiración,

con tu olor, con tu encanto.

 

Sálvame así de lo material,

del miedo, del odio,

de la duda, de claudicar.

 

Déjame así desnuda,

con lo elemental,

con mi esencia,

con mis dotes de paciencia.

 

No tengo nada que perder,

puedo vencer o renacer,

puedo amar, y por lo tanto, ser.