Cierro los ojos,
evoco a la tranquilidad y me fugo,
nunca sabes a dónde me dirijo
porque no vas hacia el mismo lugar.
Esos momentos en que mi andar
te sugiere alejarte,
en que lo único que deseas es dejarme,
en que tu dignidad dice no poder más.
Minutos de silencio,
en que nos aventamos al abismo,
en que dejamos las miradas vacías
y los sentimientos colgados en las ramas.
Nos transformamos en la caída,
nos perdemos, nos convertimos en otros,
en esos que se marchan sin decir nada
y que no volverán a ser lo que fueron.
M.A.Z.