Me gusta ver tu nombre encabezando
la rutina de cada día.
Me gusta el gesto de alegría
que se dibuja al escuchar las melodías
que me recuerdan tu voz.
Escucho el reloj cuando recita
cada segundo
en esas madrugadas
cuando de ti no sé nada.
Y cierro los ojos,
me duermo y sueño
que entras por la puerta de mi vida
y despacio vas recorriendo
de norte a sur mi razón.
Vienes a tomarme de la mano,
la besas y me miras confesando
que también me has extrañado.
No eres invención de mi imaginación,
pero vienes sólo cuando duermo
y así también te vas; viajero de mis sueños.
M.A.Z.