Cuando el tiempo no me permite leer, la vida se convierte en algo tedioso y torturante, la literatura siempre me deja algo que es más que un alimento, más que mi comida favorita, más que un delicioso pastel de chocolate, (que siempre cae bien) ¡y no lo nieguen chavos! jajajaa.
En fin ¿A ustedes les suenan conocidos los nombres de Santa Thaïs y San Pafnucio? ¿no? ¿si? Bueno, eso no importa, ya que el libro que hoy les comparto, es otro de mis grandes favoritos: «Thaïs, la cortesana de Alejandría», del autor francés Anatole France. Si él viviera y yo repartiera el Nobel de Literatura precisamente se lo daría a él, otra vez, ya que lo obtuvo en el año de 1921. Nace el 16 de abril de 1844 y muere tres años después de recibir el Nobel, el 12 de octubre de 1924.
France, tiene un estilo narrativo que lo caracteriza, esa forma de observar, de describir y de reflexionar sobre la naturaleza humana sin ser moralino, pero que suele ser sarcástica y a veces, se adentra en aspectos filosóficos de la actuación de los hombres en el mundo que los conforma; France tuvo la capacidad de lograr no una, sino varias obras maestras que han sobrevivido al paso del tiempo, lo cual lo convierte en un autor clásico de la Literatura.
Thaïs, es una novela de corte victoriano que vio la luz en 1890.
La historia de «Thaïs, la cortesana de Alejandría», se da en el antiguo Egipto durante el Siglo IV, basada en la historia real de los protagonistas que son: una mujer hermosísima y voluptuosa llamada Thaïs y un monje conocido como Pafnucio, abad de Aninoë; es de suponer que el eremita desea salvar el alma de la cortesana, que sin lugar a dudas tenía un poder sobrehumano de ocasionar las sensaciones más desatadas de lujuria en los varones. Las peripecias en efecto van sobre esa intención del santo, por no dejar que la cortesana y pecadora cayera en los infiernos, tal y como eran entendidos en ese momento histórico, a inicios del cristianismo. Mas la obra tiene su vuelta de tuerca, y he ahí en donde radica la genialidad de Anatole, para mantenernos en la lectura, hasta concluirla con un final sobrecogedor y que permite que su literatura, como pocas, sea memorable.
Luego entonces, los invito a que se regalen la oportunidad de leer la obra de Anatole France; «Thais la cortesana de Alejandría»