Amélie Nothomb, es una escritora contemporánea de ascendencia belga, su padre fue diplomático, por lo que se establecen durante unos años en Kobe, Japón, país en el que nace ella el 9 de julio de 1966. Entre otros lugares también vivieron en China, Birmania, Bangladesh, Laos y los Estados Unidos. Nothomb es Filóloga, por la Universidad Libre de Bruselas. En 1999, gana el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y en 2006, gana el Premio Leteo. Desde 1992, ha publicado una novela por año. Uno de sus trabajos más interesantes, es la obra que hoy les comento.
¿A quien se le ocurriría narrar la metafísica de un ser con forma de tubo o contemplar la idea de ser y vivir los primeros años como tal? pues solamente a una escritora con las capacidades y la formación de Nothomb. La historia, —autobiográfica— comienza pues, contando las sensaciones de un tubo, a partir de lo que no es; y la satisfacción de tenerlo todo bajo esa forma; sin embargo, ese tenerlo todo, es la sensación de no tener ninguna necesidad; en un sentido ese todo es la nada. El tubo, no siente necesidad de nada, es pleno así como se encuentra, es un dios, lleno de sí mismo; hasta que por un «accidente mental» en palabras del narrador, entra al mundo como un ser con identidad propia, que se reconoce a través del placer y la nueva necesidad que descubre en sí mismo, de ser adorado. El nuevo ser es una niña, que nos narra esas experiencias.
«Metafísica de los tubos», es un libro que nos lleva por un viaje contado de manera ágil y sencilla, al descubrimiento del ego y la consciencia de una pequeña, a través del placer que siente, en principio, por un chocolate. La niña nos cuenta la realidad de la primera infancia, al reconocerse uno como un Dios, la necesidad de acaparar a todos, de ser el centro del mundo; según la idea freudiana occidental, y utiliza el concepto japonés, de que un niño antes de los tres años, es visto como una divinidad; y así, la niña del relato, nos hace ver que si no se obtiene esa adoración, pues quizá sea mejor no existir o existir como un tubo, o dejarse morir, o mucho después, con el tiempo, aceptar que tiene que crecer y dejar atrás el mundo que tanto le place y el único que conoce.
El libro, es realmente entretenido, curioso, lleno de un Japón visto por la niña, que mantiene una postura ante la vida y la muerte, y que además adopta por convicción, como su lengua materna, la japonesa.
En 64 páginas, conoceremos esta maravillosa historia, que no deja de ser extraña, que nos lleva por la metaliteratura, a una verdad y a una ficción, autobiográfica, contada por la niña y por sus gentes cercanas.
Al final, sólo puedo concluir que «Metafísica de los tubos» de Amélie Nothomb, es un libro muy, muy recomendable.