Con celo se resguarda el repuesto; pues jirones precipitan espontáneamente

Tal cual la tela, seda; suave acogedora, cálida demandante

El cariño que exige, exige el velar de toda sustancia vertida

¡Ninguna faena más boyante que estos ojos sin anime cazan!

Fortuitos encuentros; inopinado Ser.

Entonces, entonces se compacta y permite toda aquella revelación

El primero es sensato; el segundo prudente: Se «asecha(n)» y viceversa

Deseos de pureza, de la virgen vista maestra; del casto revestido de arrebato

El delirio de cada suspiro; la elocuencia de cada acción; la sorpresa de la divina providencia

Pues del alma al alma se crepita y dedica toda evocación

Ellos viven, ellos departen, ellos respiran, “sencillamente”, lo que inspira cada instante.

Roberto FerriDispense la ruborización, goce de la dedicación,

Siéntase placido de aquella alabanza, del eterno enlace.

Por un segundo, no se cuestiona, no sé piensa;

Cuando y debajo, en nombre de la emanación surgen cantos angelicales:

Grato y suave como tremole en los aires,

Satisfecho (s) de la tarde resplandeciente, tal cual el celeste

El celeste de aquellos ojos sonrientes.

 

Mientras el viento acoge ambas almas enlazadas,

La naturaleza habla; en plena verbena celebran,

Brindan: se embriaga la psique;

Torrentes de sinceridad, descomunales e incluso ajenos,

Ajenos de cuanto rol en el universo les reviste,

De vez en vez; simplemente son, se son.

El precepto se mueve, nadie sabe mas todos sospechan

Incierto, momentáneo, esporádico; quizás, sólo eso

Se limita(n) ante el pecado

Se aclama piedad; se ora por tranquilidad

Demasiado pronto; excesivamente lento

Jamás, del todo se sabe

Se es, “me” soy, nos somos o todo lo contrario

Alegrías de justo que veo, sencillamente, “me”, “nos” perdemos.

P.A.U.