Ojalá, que el verso
que emanaron tus labios tiempo atrás,
no sea la antelación a una premonición,
que ésta historia sólo sean palabras espontáneas,
diferente cada día, como las nubes que pasan y se van,
como la sombra de esa que ahora está por pasar.
Costumbre tonta la de volverse una estatua
después de bailar las danzas invisibles para enamorar
y convertirlo todo en monótona melodía,
que poco a poco nos pone viejos los sentimientos.
Ojalá que cada suspiro elevado te llegue distinto,
que un día reconozcas estrellas
y al otro reflejes tu luz en mis ojos,
para no dejar de creer,
para hacer más divertido este sueño
de intentar amar sin querer.
M.A.Z.