Cuando escuchamos cierta música que aleatoriamente aparece en una estación de radio, dentro del Metrobús o incluso en una fiesta, identificamos ciertos ritmos que inmediatamente no pasan desapercibidos, enseguida pensamos: “Esa rola está chida», o puede ser un desaire, cual crítico de conservatorio: “Esa música está bien naquita”, en cualquier situación y para la mayoría de nosotros, la música pasó de ser un mero entretenimiento a convertirse en una identificación musical de identidad.
Desde que empezamos a disfrutar la música y empezamos a darle un significado personal, nace la necesidad de separar la música por géneros para poder diferenciar o identificarla con mayor facilidad o incluso englobar ciertos parecidos en cuanto a la ejecución e interpretación se refiere, o si lo quieren ver de una forma más romántica, la música es un conjunto de acordes que se disfrutan de manera distinta dependiendo de nuestro estado de ánimo.
Si escuchas alguna canción puedes identificar que sea Salsa, Cumbia, Pop, o ya encaminado en la materia Black Metal, Hardcore, Punk, Emo, Indie, etc. Separándolo de esa manera es muy sencillo categorizar una canción o a una banda por género que ejecute pero como antes lo habíamos mencionado, la música cambia el mensaje de acuerdo al estado de ánimo en que nos encontremos. Cuántas veces una persona dice, “ya estoy bien pedo, saca las de José José”, o también el decir: “te dedico esta canción” aunque al escucharla atentamente no tenga nada que ver con dedicatorias amatorias, sino de despecho, o incluso una balada conceptual de depresión absoluta, llámese algunas canciones mal interpretadas de Radiohead o los mismos The Cure.
Esta misma identificación musical hace que varias personas encaminadas al mismo ritmo se reúnan para compartir sus gustos e incluso generar una idolatría hacia los exponentes de dicho género. Y una vez más, olvidar qué fue lo que desde un principio los unió. El significado emocional de la música, algunos lo aprecian pero por el fanatismo, se pierde el sentido de la apreciación para condenar lo diferente al género al que originalmente rendías pleitesía, tan común es atacar lo diferente, como el sentirse incluido dentro de ciertos grupos sociales, esta situación se vio inclusive dentro de la misma música clásica la que sólo estaba al alcance de ciertos grupos burgueses. La música por ser una de las bellas artes, no estaba al alcance de todos, y ahora que aparentemente se ha quitado esa barrera elitista, parece que la ponemos nosotros mismos y que aun no dejamos que desaparezca, compartamos lo que conocemos y puede ser que de esa manera, entendamos mejor las representaciones artísticas y demos cabida a nuevos géneros que nos transmitan nuevas emociones.
Si en lugar de recomendar una canción por género o por parecido musical a otra banda recomendáramos las canciones por emociones, sería una forma mucho más amplia de ver la música y entenderla como una de las bellas artes que tenemos y que toda la música por el mero hecho de ejecución ya es arte, pero si esa ejecución nos hace sentir o transmitir alguna emoción, se convierte no sólo en una expresión artística sino que cambia para adaptarse a nuestro soundtrack de vida, así que si después de leer esta columna puedes llevarlo a cabo, también estaría genial que lo compartieras y por último quisiera preguntarte…y ¿ tú? Escuchas la música por género o por sentimiento?