La entrega de hoy es una réplica al artículo de hace algunos días publicado en este mismo sitio. Me saltaron muchas cosas mientras lo leía, pero  principalmente me preocupó el notorio hecho de que el autor se hubiese basado, sino total, sí principalmente, en fuentes propias de sólo un lado de las partes, es decir, el artículo tiene como fuente, artículos publicados en el sitio web oficial de los promoventes del Dragon Mart Cancún.     

El autor afirma -y hace hincapié en ello- que la instalación del Dragon Mart nos significaría una transformación de la actual ilegalidad con que entran los artículos chinos a México, sin embargo, me parece que la acepción negativa de este megacentro comercial, va más allá de esto, sobre todo en un país tan tristemente permeado por la corrupción y el tráfico de influencias, así como el uso indebido del poder público.

Basta hacer una revisión hemerográfica de la historia del Dragon Mart, para enmierdarse lo suficiente.

Uno de los hombres más importantes en esta historia de terror, es un mexicano, Juan Carlos López Rodríguez, de quien se desprenden otras entidades individuales y empresariales, las cuales no tienen un currículum muy limpio, a saber:

Juan Carlos López Rodríguez: En primera instancia, fue el representante en México de Société Générale de Surveillance. En 2004, luego de haber sido director de la Administración Central de Investigación Aduanera, durante la administración foxista, fue inhabilitado por 12 años y multado con 28 mdp, tras descubrir que permitió la introducción a México, de productos chinos a costos más bajos de los autorizados, (desde aquí, ya la cosa se empieza a poner curiosa). Este hombre es también hermano de Humberto López Rodríguez, un aduanero muy amigo de Zhenli Ye Gon.

Société Générale de Surveillance (SGS): Empresa suiza dedicada a las auditorías, aduanas y certificación de calidad. Este año, tras la explosión en la torre B2 en Pemex, fue asignada para averiguar las causas del siniestro. Se le liga a los hermanos Bribiesca, hijos de Martha Sahagún, incluso desde antes de la gestión de Fox. En otros países, SGS se ha enfrentado a investigaciones por corrupción y malos manejos. En 2005, junto a Logistik Free Trade Zone, ganaron una concesión para la revisión y certificación de mercancías en las aduanas portuarias de Lázaro Cárdenas, Altamira y Veracruz (Michoacán, Tamaulipas y Veracruz respectivamente). Uno de los centros de operación de Zhenli Ye gon, era, justamente, el puerto de Lázaro Cárdenas.

José Luis Salas Cacho: Los socios mayoritarios del Dragon Mart, son las compañías Real Estate Dragon Mart y Monterrey-Cancún Mart. Uno de los socios de ésta última, es este hombre, ligado mediante otra empresa, (Logistik Servicios Multimodales), a Juan Carlos López Rodríguez. Salas Cacho, fue el cerebro tras las campañas de candidatos presidenciales panistas, incluido Vicente Fox. Forma parte del Consejo de Administración de la compañía Transportes Marítimos Mexicanos (TMM). Entre el 2000 y el 2006, fue asesor de la Dirección General de Pemex; curiosamente, durante esta temporada, TMM obtuvo contratos por más de 219 mdd.

Logistik Servicio Multimodales: Según López, ésta se encargará de la logística de transportación de mercancías del Dragon Mart. Cuenta con una concesión de 50 años de la SCT como auxiliar de terminal de carga especializada.

Por otro lado, surgen los intereses locales, mediante personajazos como Roberto Borge y Félix González Canto:

Julián Ricalde es hoy el ex presidente municipal de Benito Juárez, Cancún. Al principio, se oponía al Dragon Mart, llegando incluso a asegurar que Borge Angulo y González Canto (actual y anterior gobernadores de Quintana Roo) estaban detrás de la construcción del Dragon Mart. Aseguró, incluso que González Canto había firmado durante su gestión un contrato con Hao Feng (el socio chino mayoritario) para la inversión y construcción del dragón chino. Finalmente, dado un error administrativo del Ayuntamiento de Benito Juárez, no se cumplió en tiempos con las solicitudes necesarias y así, hoy sabemos que este mes, se pondrá la primera piedra del megacentro comercial.

Desde luego, no hablaré acerca de las declaraciones de miembros de la Canacintra, de Coparmex, de la Concamin o la CNIV, pues si bien sus declaraciones no están tan alejadas de la realidad, me queda claro, son en función de los intereses de sus agremiados y no por las afectaciones a la economía nacional mexicana, incluidas pequeñas y medianas empresas, tanto locales como a nivel nacional.

En Cancún, la posición generalizada es en clara oposición a la construcción del Dragon Mart, tengan la razón o no, la voz de la población local no debiera ser ignorada.

Según los datos propios de la web del DMC: se construirán 3,040 locales, de los cuales 32 serán para productos mexicanos. En esta misma fuente leí que mientras serán 30 empresas quintanarroenses las que participarán en el complejo, ya hay 4,500 empresas chinas en rentar uno de los 3.040 locales. Curiosa la relación proporcional, ¿no?

Son  557 hectáreas que pertenecen al complejo DMC, de las cuales, según la página del DMC 363 son de acahual y selva, y 194 serán destinadas al centro comercial, las cuales, por supuesto, ya han sido deforestadas. Se afirma que de esas 194 has, 49 serán reforestadas. Llámenme pesimista pero me preocupa lo que se hagan con las otras 363. En el plano ambiental, las empresas promoventes del DMC aseguran también que no se construirá un nuevo puerto Morelos, sin embargo, dada la baja altura de las costas de Quintana Roo, no hay puertos que puedan recibir barcos de gran calado, por lo que será necesario elevar Puerto Morelos, lo que, desde luego, significa el dragado del arrecife. Me parece que no es necesario hablar del impacto ecocida que ello significa. Trato de no pensar en el manejo de desechos de ese megacomplejo, en la dotación de servicios, la contaminación a los mantos freáticos, -y ello, sin mencionar que la zona es ruta de cenotes-, así como los daños a la flora y fauna terrestre y marina  de Puerto Morelos.

Este Dragon Mart será más grande que el que se construyó en Dubai hace algunos años, el cual por cierto, se ha enfrentado a acusaciones de introducción ilegal de enormes cantidades de mercancía china, es administrado casi en su totalidad por chinos, y tiene demandas y decomisos de mercancía falsificada.

Finalmente, y como si esto no fuera suficiente, no podemos dejar de lado las antiéticas y sucias prácticas empresariales y comerciales a que nos tienen acostumbrados los chinos: explotación laboral, ausencia de respeto a los derechos humanos,  nulo interés en daños al medio ambiente, nulo respeto a la propiedad intelectual ajena (además de comercializar con símbolos mexicanos, como la Virgen de Guadalupe),

No podemos dejar de ver que Cancún es un punto estratégico para abastecer a Latinoamérica de productos chinos, dejando de lado la ya de por sí olvidada industria mexicana.

Así pues, es muy fácil darse cuenta de que el “satánico” Dragon Mart, sí es satánico, al traer tras de sí una fuerte carga de intereses políticos, y monetarios desde luego, en los cuales, hasta el gobierno chino está involucrado.

Coincido con el autor de Nuestro miedo a los inversionistas extranjeros  en eso de que la construcción inicia en octubre con todas las de la ley –ahora sí que “haiga sido como haiga sido”- y en lugar de pensar en lo negativo, pensemos en lo positivo –sí es que lo hay- pues, ¿qué otra nos queda?