El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)
es un lentivirus (de la familia Retroviridae), causante del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). Fue descubierto y considerado como el agente de la naciente epidemia de SIDA por el equipo de Luc Montagnier en Francia en 1983. El virión es esférico, dotado de una envoltura y una cápside proteica. Su genoma es una cadena de RNA monocatenario que debe copiarse provisionalmente al DNA para poder multiplicarse e integrarse en el genoma de la célula que infecta. Los antígenos proteícos de la envoltura exterior se acoplan de forma específica con proteínas de la membrana de las células infectables, especialmente de los linfocitos T CD4⁺.
Las madres con VIH que toman medicamentos antiretrovirales cuando están embarazadas previenen la transmisión del VIH a sus bebés en un 99% de las veces, sin duda un gran éxito en la lucha contra el virus. ¿Pero qué pasa con las madres que no reciben ningún tratamiento?…
Uno de los grandes problemas en la investigación del VIH es que en todo el mundo los estudios se enfocan a los adultos. Por ejemplo en el 2012, el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas en Bethesda, gasto 18 millones de dólares en la investigación del VIH en adultos y adolescentes, y solamente 45,000 dólares en niños. Pero son 3.3 millones de niños con VIH alrededor del mundo.
Jeffrey Safrit, director de investigación clínica y básica para la fundación AIDS Elizabeth Glaser Pediatric AIDS en los Ángeles, California, comenta que los niños son los últimos en los que se piensa. No obstante, el sistema inmune de los niños puede ser más fácilmente manipulado para permitir la cura.
En Marzo de este año, los ánimos de los investigadores se incrementaron cuando el virólogo Deborah Persaud of the Johns Hopkins anuncio el nacimiento de un bebé en Mississippi, Maryland, el cual recibió un tratamiento de tres medicamentos (zidovudina, lamivudina y nevirapina) dentro de las 31 horas de haber nacido, sin que reapareciera el virus cuando el tratamiento se detuvo a los 18 meses. Los investigadores advirtieron que un tratamiento temprano podía ayudar a los infantes a controlar el VIH, pero lo más sorprendente era que el virus puede ser erradicado con los fármacos ya existentes.
El tratamiento temprano para VIH es útil para los pacientes a cualquier edad. Ya que detiene la replicación del virus antes de que pueda infectar a las células T, el principal reservorio donde los virus se ocultan de los fármacos. Pero los investigadores creen que los bebés son mejores en combatir al VIH que los adultos, debido a que su sistema inmune es inmaduro y solo responde en bajo grado. Esto podría significar que los infantes son menos propensos a que la infección se disemine. No obstante, los bebés nacen sin células T de memoria, así que ellos probablemente tienen un pequeño reservorio de células infectadas, dice Mike McCune, un inmunólogo de la Universidad de California, en San Francisco.
Es por ello, que realizará un estudio denominado IMPAACT que tiene la finalidad de tratar a niños que han adquirido el VIH de madres no tratadas o que no fueron bien controladas durante el embarazo. A los que se les planea dar un tratamiento similar al que recibió el bebé Mississippi con tres fármacos dentro de las 48 horas siguientes al nacimiento, y dando un cuarto fármaco a los bebés positivos a VIH. Alrededor de los tres años de edad, los niños se pondrán a prueba para ver si su sistema inmunológico crea anticuerpos contra el VIH o si el virus podría ser detectado.
No obstante, los niños nacidos de mujeres con VIH ya se están tratando con tres medicamentos después de su nacimiento como medida de prevención.
Este gran hallazgo en niños podría beneficiar a los 34 millones de personas adultas con VIH, ya que sí se comprueba que los niños son más susceptibles a la cura por tener una respuesta inflamatorio menos activa, esto podría alentar a los médicos a prescribir tratamientos menos propensos a desencadenar inflamación en adultos.
(Tomado Nature, 2013)
Después de casi 30 años de lucha contra el SIDA, en estos últimos años más recientes la cura es casi palpable…..ya solo falta muy poco