Hay que dejar en claro que la siguiente historia es un cuento, no refleja la realidad de ningún pueblo en específico, y si se llega a parecer a la realidad, no es culpa de la historia, sino de la realidad misma.
¿Ustedes piensan que los narcos son malos? Yo no, en absoluto. En mi pueblo, uno que está por allá, en la sierra de Guerrero, un pueblo olvidado por Dios y el gobierno (no diré su nombre porque por más que lo busquen jamás lo van a encontrar). Ahora que se nos cayó el cielo y la naturaleza casi nos desaparece el pueblo, el señor gobernador vino y nos prometió ayuda, claro, lo hizo frente a las cámaras para que el país se diera cuenta de que no es una mala persona y un excelente edil. Sin embargo quedó en palabras, porque después de ese día nadie del gobierno regresó a ayudarnos, ni un pedo nos tiró. Y como era de esperarse, nuestro ayudante municipal jamás se apareció.
Mi madre enfermó, tuve que salir del pueblo para tratar de conseguir las medicinas, me ausenté por dos semanas, porque sin dinero y transporte, se imaginarán lo difícil que es conseguir medicamento. Cuando regresé, algunas casas del pueblo estaban siendo reconstruidas, había en el centro, unas carpas grandes donde regalaban ropas y comida, no me percaté al principio, pero después me di cuenta de que había una manta grande, colgando en las oficinas del ayudante municipal, con un mensaje que me dejó muchas cosas en claro: “No se preocupen pueblo, el cartel los protege”.
Al día siguiente el pueblo se llenó de sicarios, con sus armas y camionetotas, me espanté mucho, claro está, pero ellos no venían a matar personas, venían a brindar su ayuda. Ellos se acercaron a mí y me preguntaron qué me hacía falta, les comenté que mi madre estaba enferma, a las 3 horas regresaron con doctor y medicinas. Suena difícil de creer, lo sé, no les pido que me crean, pero así fueron las cosas.
Las autoridades gubernamentales ni chistaron, bueno, eso se debe a que no se les veía por ninguna parte. Sé que el tráfico de drogas y los asesinatos que cometen los sicarios son actos que deben de condenarse, pero en esta ocasión nos beneficiaron, nos dieron ayuda y apoyo, cosa que no hicieron los que hacen cosas “buenas”, que se supone que es el gobierno.
Sin duda alguna, le debemos más al cartel que al gobierno. Les prometimos que cuando quisieran podían venir a esconderse al pueblo, que así como ellos nos ayudaron, nosotros los ayudaríamos a ellos cuando fuera necesario.
No sé si sea correcto decirlo, pero este pueblo, que cayó y el narco levantó, es de ellos, es del cartel, ahora, y no sé si siempre, es un narco-pueblo.
Nos sentimos más protegidos con ellos que con el gobierno…