Tuve que amarrarme las manos,
morderme los labios
y enfriar la mirada.
Que no te enteraras nunca
de mi estúpida locura
tal vez hubiera funcionado mejor.
Esa manera de mirarme, de mojar tus labios,
de acercarte sin pudor y dejarme una caricia
me ha paralizado el alma y me divide el corazón.
Yo no quería marcharme,
no tenía prisa por llegar a ninguna parte,
mis manos ardían con ganas de tocarte.
Al ritmo de un doble latido
se han pasado los días,
no hay en donde detener tanta pasión.
Eres un pensamiento derrapando por mi mente
que drenaré por mis ojos,
que escurrirá por mi rostro.
Queda el sabor salado del recuerdo,
como un trago de mar
que se queda en la garganta.
Decide por mí;
una hoja en blanco,
un suspiro hueco.
Los labios morirán de sed,
las tardes palidecerán,
los sueños despertarán.
Miles de palabras
crearán un círculo eterno
y no querrán decir nada más.
MAZ