A Diana, Dali, Josefina, Guiet, Adriana, Edith…
A las mujeres que construyen y deconstruyen el feminismo todos los días.
A esos hombres resignificando su feminidad y su masculinidad.

Este fin de semana se llevó a cabo el Encuentro Nacional Feminista (ENF) 2013 en Guadalajara, Jalisco, donde se reunieron más de 1,500 mujeres con el objetivo último de crear y consolidar una fuerza política que permita enfrentarse a la multiplicidad de realidades de las mujeres mexicanas. (El ENF tuvo muchas cosas criticables, pero ello no es lo importante en esta entrega.)

Me parece importante no dejar de mencionar el JOFEN, Jóvenes Feministas en Encuentro Nacional, que se desarrolló como una reunión previa. Ahí, mujeres jóvenes feministas de diversos rincones del país, dialogaron y trabajaron durante dos días, concluyendo con este imperdible pronunciamiento.

Las feministas y el feminismo se encuentran bajo continuo escrutinio, sobre todo porque, me parece, el feminismo se ha diversificado y han surgido diversas corrientes, unas más radicales, unas reformistas, unas más humanistas, unas burguesas y otras más bien integrales. Pero ello no debe limitarnos en el conocimiento y reconocimiento de los esfuerzos del feminismo en el mundo, y en México; y lo digo específicamente por la apertura de espacios públicos para mujeres que, muy probablemente, bajo ninguna otra circunstancia tendrían acceso.

Pensemos un poco en la connotación de la mujer en la política institucional y partidista:

Recordemos, por ejemplo, el ejercicio de imaginación a que nos invitó Josefina Vázquez Mota durante el segundo debate entre candidatxs de cara a las elecciones presidenciales de 2012, en el cual decidió convertir a los candidatos en mujeres y asignarles ciertas características. Ello, por supuesto, se prestó a la ridiculización de “las candidatas”. Aquí, encontrarán el extracto en video. Acá, el mismo video con parodia incluida. Según la opinión pública, esta puntada le fue estratégicamente positiva; sin embargo, me parece que valdría la pena preguntarnos, ¿por qué fue tan atractivo su ejercicio imaginario? ¿qué nos dice la ridiculización a que se prestó la figura femenina de EPN, AMLO y Quadri?

Recientemente, una amiga asistió a un evento de la CNDH en el marco del 60 aniversario de la instauración del voto femenino en México, no quemaré a nadie, pero una funcionaria pública se atrevió a decir que las mujeres necesitan llegar a espacios de poder para generar condiciones básicas para todas las mujeres, como pavimentar las calles para caminar con tacones. Ello, desde luego, nos habla del desapego que tienen las mujeres en el poder institucional, para con la realidad de las mujeres que, se supone, representan. Estas acciones, es lo que las feministas, y las no tan feministas llamamos acciones mujeristas, es decir, acciones que se centran en el biocuerpo femenino y no en la conciencia de género. (Sin clavarme mucho en otro tema, aquí entrarían las personas con cuerpo de hombre, pero con identidad femenina.)

Nuestro H. gobierno mexicano, vale decir, es expertísimo en estas acciones mujeristas: a principios de mes, Enrique Peña Nieto se paró el cuello informó que enviaría una iniciativa de reforma al Cofipe para que el 50% de las candidaturas a diputaciones federales y senadurías de todos los partidos políticos sean de mujeres. ¿Por qué no creemos en esta iniciativa? Fácil, dos razones. Uno. Porque nuestros flamantes partidos políticos siempre encuentran el hueco en la legislación pa’ salirse con la suya. (¿Y si no hay hueco? De cualquier forma se salen con la suya.) Y dos. La más importante. Porque no resulta constructivo ni propositivo tener a mujeres en el poder sin ideología, sin iniciativas, sin conciencia de género; de nada nos sirven mujeres que piensen que una de nuestras prioridades es una calle bonita para caminar con tacones. 

Es verdad, necesitamos que más mujeres accedan al poder. Es verdad, necesitamos que esas mujeres en el poder, trabajen por la generación de condiciones básicas para todas las mujeres. Se requiere un arduo trabajo para la plena identificación de las necesidades diversas de las mujeres de este país: acceso a la salud, derecho a una maternidad segura, derecho a una vida libre de violencia, respeto a nuestros derechos sexuales y reproductivos, derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, derecho a una alimentación saludable. Libertad de expresión y asociación. Igualdad en derechos civiles y políticos. Equidad en el acceso a la educación y a las oportunidades de empleo. Respeto a nuestras ideologías, cosmovisiones y decisiones. Pleno acceso a la seguridad y a la justicia. Por decir algo.

Entonces, ¿necesitamos del feminismo? Yo misma aún no me atrevo a asumirme como feminista, justo porque he conocido a feministas de todo un poco. Sin embargo, necesitamos, claro, un feminismo como plataforma política integral y articulada, que se construya/continúe como el frente en la lucha por el reconocimiento de todas las mujeres como sujetas de derecho. Necesitamos un feminismo que reconozca y respete las diferencias y particularidades de las mujeres. Necesitamos al feminismo como plataforma política para las mujeres, y para lxs jóvenes y niñxs, para los hombres, para todxs.

 

 

No puedo dejar de mencionar que a veces, algunas feministas reproducen prácticas del poder, contradictorias, lesivas y contraproducentes para el movimiento de mujeres. La autora de este libro, Feminismo para no feministas, es medio impositiva, sin embargo vale la pena leerlo.

Lo personal es político. Nos han acostumbrado a que lo político, la política se hace allá arriba. No. La política se construye desde abajo. Todxs, todos los días. Ésto viene a colación porque al buscar imágenes sobre la mujer como actora política salen imágenes de la Merkel y mujeres hablando ante un estrado ¬¬’