Mientras persistiera el símbolo trágico de la serpiente y el águila, del veneno y la rapacidad, no habría esperanza. Se había escogido lo más atroz para representar —y tan cabal, tan patéticamente— la patria absurda, donde el nopal con sus flores sangrientas era fidedigno y triste, los brazos extendidos por encima del agua, cruz extraña y tímida, india y resignada
El luto humano, José Revueltas
El ser humano es un cúmulo de contradicciones, reacciones diversas e impredecibles, pasiones, vicios, naturaleza y cultura, la literatura, además de entretenimiento, es una herramienta insustituible para acercarnos, desde una perspectiva simbólica, a otros seres y otras realidades que abren nuestro horizonte y permiten comprender un poco la complicada naturaleza humana.
Ese era uno de los mayores afanes del autor de quien les hablaré hoy, a propósito de su natalicio, hace 99 años, un 20 de noviembre de 1914. José Revueltas —autor muy leído hace unas décadas pero casi olvidado por los lectores contemporáneos— abre un raudal de posibilidades para ahondar en la complejidad y los recovecos del ser humano.
Nacido en Santiago Papasquiaro, Durango —el mismo año que Cortázar, Paz y Huerta— siendo un pequeño de seis años, su familia se mudó a la ciudad de México por los negocios familiares, así como por la inseguridad que había en la provincia durante los años inciertos de la Revolución Mexicana. Creció en la colonia Roma, en el seno de una familia interesantísima para las artes y las letras mexicanas: Los Revueltas.
Desde siempre tuvo la influencia de sus hermanos mayores, principalmente Fermín y Silvestre, quienes habían sido enviados a estudiar a EEUU donde además de la lengua inglesa se pusieron en contacto con las corrientes vanguardistas en el arte y el movimiento cultural de los “alegres veinte”. A su regresó a México destacaron notablemente en el panorama de las artes mexicanas, aunque su reconocimiento, lamentablemente fue póstumo: Fermín, un gran artista plástico que participó en los primeros años del furor muralista de la década de los veinte y Silvestre, gran violinista, compositor y uno de los mejores músicos que ha producido este país.
Ambos se convirtieron en militantes comunistas en un periodo fundacional del PCM[1], por lo que su influencia hacia José —que desde adolescente participó en las Juventudes Comunistas— fue insoslayable. Por desgracia, la muerte prematura de ambos: Fermín en 1935 y Silvestre en 1940, no sólo truncó sus carreras artísticas y políticas sino que dejó una amarga huella en nuestro futuro escritor quien se convirtió en un profundo observador del hombre y la sociedad de su tiempo, a la vez que en feroz militante y crítico del sistema, una de las mentes más lúcidas de la izquierda mexicana, así como la más incorruptible.
Revueltas luchó, toda su vida, y la mejor de sus armas fue su pluma, para conocerse y conocer la sociedad a la que pertenecía. A través de sus textos se puede aprehender su particular visión del mundo y la sociedad. Su pluma fue pródiga en las letras mexicanas del siglo XX. Revueltas cultivó varios géneros literarios, desde el ensayo hasta el drama, pero casi siempre osciló entre la novela y el ensayo político que fueron los géneros donde dejó mayores ejemplos, sin olvidar su fructífera carrera como guionista y argumentista cinematográfico.
Revueltas no sólo era un marxista autodidacta y convencido sino que era un militante extremista y agitador, su pluma fue esgrimida desde muy joven en la redacción de El Machete donde la labor periodística fue un instrumento más para lograr la tarea de construir una conciencia crítica. Además de escritor, participó en huelgas, asistió a los congresos de las juventudes internacionales comunistas y de la Internacional Comunista en 1935, dirigió mitins, e incluso llegó a colgar de una de las torres de la catedral una bandera de la URSS con la consigna “Viva la Revolución rusa, abajo el gobierno fascista de México”[2] Además de su notable participación en el movimiento estudiantil de 1968, por el cual pasó una larga temporada, casi al final de sus días, en el Palacio Negro de Lecumberri. Revueltas siempre manifestó una voluntad férrea y carácter indómito. Su actividad política está irremediablemente unida a su labor literaria. Para conocer su carácter crítico y combativo, es necesario acercarse a su obra.
Revueltas fue un autor revolucionario, en todos los sentidos posibles, y muchos aspectos innovadores de su literatura son poco valorados en nuestros tiempos. El estilo de Revueltas no es fácil, por el contrario, es duro, ácido y terriblemente sórdido, principalmente porque Revueltas, con su literatura construía espejos que nadie quiere ver. Es un escritor referido, en distintos contextos: político, literario, cinematográfico, pero, desafortunadamente, poco leído.
Revueltas indaga sobre la condición humana y realizó severas críticas a la ortodoxia comunista. No se puede soslayar el sentido político de sus textos, los recursos literarios son una estratagema para alcanzar la transformación social, pero sin caer en la propaganda. Era muy consciente de su labor como constructor de realidades que lo contraponen al realismo socialista cuyos fines propagandísticos restringen la libertad del artista y la calidad de la obra. Su literatura es un efecto de choque, mediante el cual se pretende el despertar de la conciencia de la humanidad y específicamente de la conciencia mexicana. Afirmó que su estilo era el realismo dialéctico —diferente del realismo socialista tan en boga en aquellos tiempos— y debía manifestar las contradicciones inherentes de la sociedad, a partir de la discriminación y ordenación que realiza el escritor.
Las tragedias que narra José Revueltas en sus novelas y cuentos, van de lo malo a lo peor, no hay solución posible sólo hay un camino —como ese que siguió Cristo descarnado y crucificado, que es también Quetzalcóatl— el dejarse morir. Esa tragedia tangible, fruto del pecado de la inconciencia, es la tragedia de México. Mediante su excelsa pluma y su peculiar sentido de captar el movimiento interno de la realidad, Revueltas navega sobre todo lo perdido, el agua que vence a la cultura y a la civilización, la naturaleza que llueve sobre la esperanza fallida de los proyectos malogrados, las ánimas rotas, sobre lo que pudo ser y no fue.
En estos tiempos aciagos, donde el futuro de México es incierto, vale la pena revisitar la obra del gran José Revueltas. Aquí les dejo algunos títulos:
[1] Partido Comunista Mexicano (PCM) Barry Carr señala que “la influencia del PCM durante los años veinte (y aún después) fue mucho mayor de lo que sugieren su escaso número de miembros y sus limitados logros en el movimiento obrero y campesino. En parte, esto fue resultado de la identificación del partido con los movimientos vanguardistas artísticos y culturales que se inició a los pocos años de la fundación del partido” Carr, Barry, La izquierda mexicana en el siglo XX, p, 48.
[2] Esta noticia fue consignada en El Machete y Valentín Campa recuerda que fue un 7 de noviembre de 1930. [Campa, Valentín, Mi testimonio: Memorias de un comunista mexicano, p.84.]