Un misterio,
cada encuentro,
segundos de ansiedad
que pasan y se van.
Palabras encantadas fluyen,
difícil es concentrarse
cuando tus pupilas
se dilatan al mirarme.
Con tu huella en mi mirada,
que me dibuja una sonrisa
casi permanente,
hasta que llueve,
se moja y se desvanece.
Y sin embargo,
tu presencia, aunque sea un segundo,
me ilumina como resplandor
y arrasa con cualquier destello
guardado de otra luz en mi interior.
Sabes dejar tu aroma
impregnado en mi aire,
para que nunca te olvide,
para que existas siempre.
Tal vez sea sólo una idea
la que provoca tal revuelo,
que toca delicadamente
lo más profundo de mí,
o sea un verdadero sentimiento.
Impregno mi vista y mi tacto
lo más que puedo,
te besaré furtivamente
y provocaré quedarme
con tu sabor en mis labios.
M.A.Z.