Cuando ella se dio cuenta de lo que sentía por él todo se derrumbó.

-Tenemos que terminar

-¿Por qué?

-Porque ya no puedo controlarme, lo que siento…

El ríe por lo bajo.

 –Tranquila querida, tenemos un acuerdo, ¿recuerdas?  Solo podemos vernos los viernes

-¡No! No me refiero a eso, creo que he perdido mi límite

-¿A que te refieres?

-A que ya no podemos estar juntos

-¿Lo dices por “él”? porque ya hemos hablado de est…

-Lo digo por él, por ella, por mi…

Ella bajó la mirada a sus zapatos cafés. Él la miró con recelo y temor pero ella retomó la palabra.

-… por ti también. Todo siempre es por ti y para ti, siempre ha de moverse el mundo alrededor de tu halo de perfección y misterio. Tus allegados han de vivir al margen de tu conocimiento porque tú así lo dictas.  Yo he de vivir en la periferia de tu vida porque esto es prohibido, pero ¿prohibido por quién? Solo por ti. Yo he de recoger las migajas de tu cariño una vez a la semana sólo porque así lo dispones. Yo tengo que conformarme con mirarte a la distancia y morderme los labios con rabia porque ahora todo te pertenece a ti… Eres el veneno que mata mi alma y devora mi juventud…

Él la contemplaba aturdido por aquellas palabras que nunca pensó escuchar de aquellos labios dulces que besaba con locura. Sopesaba las acusaciones en su contra sabiendo que eran calumnias,  producto de un berrinche juvenil, lo más probable es que quisiera verlo más seguido, o ¿no era así? … Tal vez lo que ella buscaba con aquellas dolorosas verdades  era hacerlo más suyo  o, tal vez y sólo tal vez había llegado el momento que había estado anhelando desde que la vio por vez primera sentada frente a él,  con esos ojos  marrones que ardían en deseo por absorber todo lo que él dijera. Fue entonces donde un dejo de esperanza  revoleó por su mente.

-Me sorprende que me digas esto, pensé que estaba clara nuestra situación…

 Lo dijo para presionarla y por la expresión que vio en ella supo que iba teniendo resultado.

–  …Ambos quedamos satisfechos con el acuerdo. Te recuerdo que tú fuiste la que lo propuso: “Un juego de apariencias” fueron tus palabras exactas…

 Ella enrojecía de rabia por la indiferencia que él le ofrecía con su contraargumento.

-…Yo nunca te he engañado ni te he obligado a nada, no sé porqué ahora me vienes con que “te enveneno”

-Tú… eres el hombre más egoísta y déspota que conozco. Te escondes  detrás de esa sonrisa afable y cariñosa, te amparas en una personalidad abrumadora  pero has dejado salir tu verdadera cara, igual que un lobo disfrazado de cordero, ¡que repugnante! Eres frío, calculador y cruel…- Sus ojos llameaban odio pero no  para él sino consigo misma.- Y ya no estoy dispuesta a  seguir con esto porque…

Él la tomo por la cintura y la acercó hacia su cuerpo. Pudo sentir como temblaba en sus brazos:- Anda, dime porque….- Tuvo que sostenerla con fuerza contra su pecho y sostenerle la cara para obligarla a verlo a los ojos.- dime, dime porque quieres alejarte…

-¡Porque TE AMO!-

Dijo al fin con un grito desesperado. Sus ojos ya no llameaban, reventaron en un río de sentimientos acumulados.

– He echado todo a perder, ya no podemos seguir con este juego de  apariencias porque yo ya no puedo aparentar.  Ya no soporto pensarte todo el día,  verte por el corredor y  desear morder tus labios y enredar mis dedos en tu cabello. Me he enamorado de ti …-

Dijo agachando la cabeza y logrando escapar de su mirada incitante. Dio media vuelta y lloró para sí. Después de unos cuantos suspiros hondos cayó en cuenta de que él no había respondido nada y volteó para cerciorarse que siguiera ahí. No podía creer verlo con una expresión de quién ha cumplido una meta, con una sonrisa tan amplia que podría rodear la Tierra…

– Pero, ¿quieres decirme porqué has tardado tanto en decírmelo? ¡Esto es maravilloso! ¿Desde cuándo te sientes así?…

– ¿Qué…? No… No entiendo, no tenía planeado esto…

Él rió -: ¿Enamorarte? Nadie lo planea. Mírame, un hombre de 35 enamorado de una niña, bueno no tanto, pero podrías ser mi hermana… –

Parecía feliz, estaba exaltado y no dejaba de tomarle las manos cual caballero medieval

-¡Suéltame! .- dijo ella con la misma fuerza con que se liberaba.- …¿Pero que pasa contigo? ¿Por qué te pones así? No se supone que recibas así la noticia, lo que quiero es alejarte de mi vida, ¡no que me recibas en la tuya!…

Él estaba a todas luces confundido:

 -¿No era esto lo que querías?

                                                                              – No.

-¿Para qué decírmelo entonces?

                                                                              -No sé.

-Acabas de confesarme tu amor y me evades…

                                                                              – Así parece.

– Bien, déjame decirte que…

Ella pareció adivinar lo que diría a continuación. Tembló.

-No…

-… Estamos en la misma situación. Y he esperado mucho tiempo para escucharte decir lo de hace un instante. Desde el primer taller juntos, con tu mirada penetrante y anhelante de conocimiento, tu escote discreto y talle perfecto. Llevabas una falda violeta según recuerdo… Estabas hermosa…

-¿Cómo puedes tener esos recuerdos? Yo ni si quiera sé que me puse ayer…

Parecía no escucharla y continuó su discurso.

-…Porque aunque entonces no lo sabía, me gustabas. Después te conocí y me fascinaste con todo lo que eres. Te retaba, te presionaba con argumentos cada vez más elevados porque me embriagaba de escucharte discutir, incluso me preguntaba si serías igual de apasionada en todos los aspectos de tu vida. No tardé mucho en darme cuenta de que tu aroma quedaba impregnado en mi cuerpo  y fue en ese momento que decidí asediarte hasta que  aceptaras salir conmigo, me obsesioné con verte a diario, hablarte y tocarte… ¿Creías que los saludos y despedidas eran así solo por serlo? ¿Alguna vez me has visto ser tan efusivo con alguien de tu curso?…

Ella lo sabía, siempre lo notó. Negó con la cabeza no solo por contestar a la pregunta sino porque no lograba asimilar lo que estaba escuchando.

-…Pronto noté que yo no te era indiferente e incluso me excitaba verte dar tres pasos después de que yo diera uno para acercarme a ti. Tu esencia se grabó en me mente, ya no tenía nada que me motivara más que tú. Cuando hiciste aquella propuesta me quede tan sorprendido como orgulloso, no habías titubeado en absoluto, tan segura como siempre, tan dulce, tan… tú. Y sí, me enamoré de ti, de tus labios, tu cintura y tu cabello; pero no solo de tu cuerpo, me enamoré de quién eres. He sido paciente y ahora compruebo que no fue en vano…

-Pero…

-Ahora que estamos a iguales puedo decírtelo sin recelo: “Te amo” sí, TE A –M- O. Por tu tenacidad y perseverancia, por tu benevolencia disfrazada de intolerancia y por esa perspicacia sórdida con tintes ácidos. ¿No te das cuenta? Esto es lo más maravilloso que nos pudo haber ocurrido.

Hubo entre ellos una pausa breve pero que pareció eterna. Al cabo ella respondió mordaz y certera.

-No tiene nada de maravilloso. Ahora menos que nunca y menos después de escucharte. Haces todo difícil para mí,  solo confirmas lo que pienso de ti; siempre todo a tu beneficio…¿Por qué no decirme antes? Dejaste que me hundiera en angustia y desesperación por no saber detener mis sentimientos hacia ti. Ahora nada tiene futuro o razón. Lo que hubo entre nosotros se extinguió…

 

Ella notó la expresión confundida que su interlocutor mostraba y se sintió decidida a atacar con todo su mortífero lenguaje, quería helarlo para después fundirlo, fulminarlo para terminar con su agonía, la agonía de los dos. Él intento tomar la palabra pero ella lanzó su arsenal.

 

-…Lo único perfecto entre tú y yo era la ausencia de amor.

 

Y sintió la puñalada en su propio pecho. Se fue

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