El hombre de Tepexpan, que unos dicen que es mujer, ya pasó de moda o por lo menos el título de ser el resto humano más antiguo de Mesoamérica pues el Instituto Nacional de Antropología en Historia (INAH) de México ha dado a conocer un nuevo descubrimiento hecho en la península de Yucatán por un equipo de científicos y buzos mexicanos y estadounidenses de un esqueleto que se le atribuye a una joven de entre 15 y 16 años a la que se le llamó Naia.

El descubrimiento del esqueleto de entre 12 y 13 mil años de antigüedad fue hecho en el sitio arqueológico denominado Hoyo Negro que se encuentra al interior de una cueva inundada en Quintana Roo. Naia es el esqueleto más completo y genéticamente intacto que se ha rescatado permitiendo extraer ADN mitocondrial de una de las muelas del juicio para lograr su análisis y fechamiento tan preciso. Las pruebas se complementaron con la prueba de rigor de Carbono 14 y Uranio-Torio en laboratorios de Estados Unidos y Canadá que tardaron 3 años en completarse.hallan-el-esqueleto-mas-antiguo-de-america_995x560[1]

La importancia de este descubrimiento radica en que permite ubicar el «eslabón que faltaba para confirmar el vínculo entre los primeros pobladores de América y los grupos indígenas de este continente», según dijo la investigadora del INAH Pilar Luna, que estaría vinculado con migraciones desde Siberia que se dieron por medio del estrecho de Bering, situación que ya se presumía pero que hasta el día de hoy faltaban las pruebas necesarias.

El nombre de Naia que se le dio al esqueleto femenino descubierto se debe a las llamadas náyades que eran ninfas de agua dulce de la mitología griega.

Además se pudieron identificar restos de por lo menos 26 mamíferos de especies que corresponden al pleistoceno tardío entre los que se encuentran un tapir gigante, un tigre dientes de sable y un perezoso de tierra.

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