Yo ensoñaba tu voz y tu presencia, tus dedos,

pero ¿cómo saber si eres tú?,

¿será esto que siento vibrar cuando me miras,

cuando te acercas y estalla si me besas?

Ojalá sí seas tú y no tengas que partir,

y si partes o yo tengo que irme,

dejemos  cuerdas invisibles,

tan fuertes como los buenos momentos,

como tus ojos perdidos en mí,

como mi lengua acariciando tu oreja.

Pero si no lo eres, no importa.

De igual modo no retrocedería

ni una sola caricia, ni una sola palabra,

ni siquiera alguna promesa.

Vamos  a volar sin freno,

a compartir sin resistencia,

a descifrar nuestros crucigramas,

a aprendernos, a crear nuestro propio idioma.

Mira que hoy no hay nadie más

que pueda quitarme el frío.

Desde que respiré tu calidez,

mis sueños te piden y mi piel te espera.

Creemos melodías nuevas cada día,

viajemos a donde queramos,

elige tú, elijo yo… ¡qué importa!

Mis ganas de ir gritan: “contigo”.

Si en algún momento he de lastimarte

elijo tu espalda, y mis uñas como arma;

que sean rasguños accidentalmente

dibujados sobre tu piel,

que por la mañana descubra y sane con besos

para comenzar el día amándote otra vez.

Cuerdas invisibles1

M.A.Z.