Pero cuando (me) busco (me) pierdo o disfruto, entonces es heterogéneo.

Julia Kristeva

María cabellos de “grela”; sustancia y anhelo, carias que conllevan al  estremecimiento. Dicha y libertad, la típica idolatría en medio de sueños, costumbres y caminos, se avecinan miles de pruebas -los santuarios aprovechan y abren sus puertas-.

Falsa pero tibia tan pronto como estriban las penas,  cierta emanación de la mente tenue, le es libre de aquellos vendavales de muerte, soltura del jadeo que aquejaba sobre los árboles, los mares encrespados y lagos temblorosos -bendito período de calma para yacer y asimilar-.

Se sometía en aquellos recuerdos, perturbaciones que gradualmente se propagaban, ahora, sin memoria ni contemplación, es omisión que en momentos resurge y remuerde la conciencia sin sentido ni razón, atormentan el alma -parece son fijos-.

La niña se llama Grela porque para el mundo la mancha es ella. María de cabellos sueltos, se congela y el rumbo parece eterno por lo que el viaje es difuso aunque para María cabellos de perla su voz palpita y los sonidos resuenan –continua-  corre y anda por los caminos sin saber es ella.

Howard-Schatz

Howard-Schatz

 

En ocasiones sufre los delirios provenientes del psique. Las visitas inusitadas son evidentes -la curiosidad  empapa al hombre sin impurezas-. Los vientos y mares alardean y susurran -por doquier su pecar está- le culpan por negligencia ante su indiferencia.

María cabellos de seda -sus ojos se parecen a los míos y no soy ella- María cabellos de Grela, el mundo se enreda mientras el tiempo transcurre y ella sólo piensa.

Se torna  el aire que recubre miles de cuerpos,  la adaptación de sí le permite ser el ave que desde lo lejos observa, escucha y percibe el “mal” de una sociedad sedienta pero perpleja, de unos cuantos sin medida o moderación, despilfarro y cinismo -el mundo parece tener dos sentidos- mas puede ser tan sólo María cuando nadie más se queja, aunque, la incertidumbre vacila por doquier.

Es María cabellos de tisú, hilos de oro que de su cabeza cuelgan, resplandor de la razón – falta y se lo crea–  el sentido y el cielo son sueños en vela. Popa y vela; el viaje le espera. Esperanza y espera el viento le susurra. Caricia en nombre de la frescura -María cierra los ojos y no se enferma-.