“Niñez se mide por sonidos, olores y lugares de interés antes, de la hora oscura de la razón…”

John Betjeman

Niños en el crimen

Julio Scherer

Hace más de un par de meses, los medios de difusión masiva comenzaban una cobertura mediática impresionante, la razón: la crisis humanitaria de los niñxs migrantes en la frontera norte de nuestro país.

No hallaron el hilo negro, los infantes migrantes han acompañado y viajado solos desde siempre. Buscando el sueño americano, la bestia no los asusta. Las causales: varias. El éxodo desde sus países, principalmente centroamericanos, huyendo de la violencia social –según el discurso oficial estadounidense-, la pobreza (o violencia económica) o simplemente como reflejo cultural, los niñxs emprenden la odisea hacia lo desconocido y no tanto.

Nino_centroamericano_en_su_cruce_por_Mexico4

El proceso mediático, naturalmente, tendió a disminuirse. Otras crisis humanitarias de infantes, en otras latitudes, requerían los esfuerzos de las coberturas informativas.  El albergue de mamá Rosa, también en nuestro país, fue utilizado de manera vulgar  por los medios como por las autoridades gubernamentales. Tanto, que las condiciones de los residentes del “albergue” pasaron a un segundo, incluso, tercer plano. Pocos se preocuparon por los chicos.

Lo que ha desgarrado, sin embargo, los sentimientos de una gran cantidad de la población en diversos países, es la operación de limpieza étnica cometida en la Franja de Gaza. Donde más de 2000 palestinos han sucumbido ante el poderosísimo ejército israelí. De esta cifra, el 80% eran civiles y alrededor de 500, según fuentes de UNICEF, eran niñxs y adolescentes de entre 10 y 17 años de edad.

De vuelta en nuestro país, el caso del niño poblano José Luis Alberto Tlehuatlie Tamayo no deja de doler. José, quien al salir de su faena escolar “estaba en el lugar equivocado”, aquel donde se implementaba por primera vez en su estado natal la llamada Ley Bala. Una bala de goma impactó su infantil cráneo, causándole muerte encefálica. Su cuerpo fue entregado el 20 de julio, en medio de múltiples intentos del gobierno estatal por cubrir, simular, amedrentar y corromper a la madre del menor.

Otra desgarradora experiencia que tuvo como protagonistas a los niñxs, fue la balacera que se suscitó en una fiesta infantil, en la delegación Venustiano Carranza. Sí, en el Distrito Federal. Pasar del Chiquiti bum… al sonido de los balazos es algo que marcará sus vidas para siempre.

La niñez, esa fracción de la población mundial considerada desde siempre: el futuro de la sociedad, está siendo asfixiada por varios frentes en el mundo entero. En nuestro país, ya no es seguro ser adolescente, anciano y mucho menos niñx, crímenes disfrazados de accidentes, como el de la guardería ABC no nos dejan mentir. Ya nada es seguro. Las condiciones políticas, económicas, culturales y sociales en las que se encuentra México nos han hecho “acostumbrarnos” a los crímenes atroces que se cometen a diario, la violencia social ejercida en todas las ciudades se ha convertido en pan ordinario. Ver niñxs menores de 15 años siendo madres y/o padres, drogándose o asesinando es el reflejo de lo que como sociedad hemos logrado.

La niñez es el objeto de la investigación de Julio Scherer García, titulada: Niños en el crimen. Así, recomendamos en esta breve reseña una investigación periodística tan seria como impactante y dura. Concreta, refiere a los casos más significativos de niños asesinos, ladrones, secuestradores, etc. todos -al igual que los casos mencionados arriba- son producto de la descomposición social que presenta nuestro país. Esos casos que no se quieren ver, que como sociedad se les da la espalda, que “incomodan”.

9786073118934

Cuando uno imagina a niñxs los ve jugando, riendo, creciendo y disfrutando, sin preocupaciones, pues. Esta irreal imagen se ha difuminado a lo largo de los últimos 5 sexenios en nuestro país. El abandono en que se encuentra la parte más endeble –junto con las personas de la tercera edad- de nuestra población la expone Julio Scherer García, quien considera que:

Después de padecer la dictadura priísta, presidentes de Miguel Alemán a Ernesto Zedillo, de los que no se hizo un solo estadista, al país le esperaba la época más aciaga: el ascenso al poder de Acción Nacional.

Vicente Fox Trasladó el manicomio a Los Pinos y Felipe Calderón instauró su propio campo santo en el vasto espacio del bosque de México, Chapultepec. Ambos culminaron la actual tragedia de la República: generaciones devastadas, quebrado el presente, oscuro el porvenir.

Publicada en octubre de 2013 por la editorial Grijalbo, Niños en el crimen, documenta más de 40 casos recluidos en el Distrito Federal. Leerlo cunde en lo más profundo del ser y aterriza a una realidad cruel, ocultada tras muros de seis metros de alto.

La analogía que realiza el fundador del semanario Proceso con la obra del literato universal Fidor Dostoievski: Los hermanos Karamasov, nos obliga a observar que en, prácticamente, todos los casos plasmados en el texto, existen como causales: la concomitante pobreza, las familias llamadas disfuncionales, la violencia desmedida…

Empero, el autor tampoco evade la realidad de muchos inocentes recluidos -algunos por 60 años-, tan sólo por ser familiares de los niños criminales, por estar en el lugar y momento equivocado.

“Los niños criminales son una realidad difícil de ocultar”. Es evidente la afirmación de Scherer García, casos como “El Ponchis” trasladó a la sociedad mexicana a su dolorosa realidad, la cual se empeña en ocultar, dado  que al paso de las semanas y los meses esta misma sociedad practica su deporte por excelencia: el olvido.

descarga

Otro caso sobresaliente es el de la familia Peña Olguín, el secuestro, la necesidad y la ignorancia, sumado a la toma de decisiones a la ligera propiciaron que la familia completa esté recluida. Tal vez las palabras: “familia Peña Olguín” no nos digan mucho, pero si añadimos el secuestro del ex director técnico del equipo Cruz Azul: Ruben Omar Romano, seguro nos despierta el interés, la duda o el morbo.

El caso de Ariana llama la atención, perdió su libertad al aplicarle la medida de seguridad por asesinar a su captor, luego de retenerla y abusar de ella en múltiples ocasiones, resultado de las “distracciones” producidas en una fiesta común.

Es complicado pensar en una plena consolidación y funcionalidad de la readaptación y/o la reinserción social. Sigue siendo una utopía. Así, en palabras del propio Scherer García: “La corrupción sigue apoderada del país y la Constitución de la República de poco ha servido para proteger a los menores”. El futuro se vislumbra sombrío ante tal situación, la niñez está borrada por completo en la agenda del sistema político mexicano.