Un silbido de viento se cuela en mi interior,
pasa degollando pensamientos,
inconscientes sensaciones
dejan dominando al corazón.
Dije que me voy y no regreso,
que en instantes me perderé.
Pude haber advertido cada en momento,
los segundos utópicos
de recuerdos que me inventé.
Mi mente tenía una historia,
otra historia contaba mi piel,
invenciones retóricas
que me colgaban de un «puede ser»
Y fue… fue de todo y fue nada,
fue verdad y patraña,
fue un vacío que había que llenar,
fueron destellos de luz en mi oscuridad.
Mientras mi cuello palpitaba entre tus labios,
mi cuerpo danzaba, y lo alejaba el temor
por no permitirse sentir…
ese estúpido miedo a vivir.
Me asomé, pero seguí siendo pantalla,
ningún atributo real tenía yo,
yo no era lo que aparentaba,
con toda mi alegría enmascaraba
un arrinconado y caprichoso dolor.
M.A.Z.