Hasta la carta de amor, esa tentativa inocentemente perversa de calmar o relanzar el juego, está demasiado inmersa en el fuego inmediato como para hablar más que de “mí” y de “ti”, o incluso de un “nosotros” salido de la alquimia de las identificaciones, pero no de lo que sucede realmente “entre” el  uno y el otro.  

J.K. – Elogio de Amor-

“Me” hube melosa después de varias horas invertidas en sus ojos profundos, tus ojos color escarlata ¿Verdad que te son preciosos? No lo niegues, tú, esa, aquella, también los has visto disimuladamente. Torrentes de tranquilidad invadían “mi” cuerpo, en aquel entonces: frágil, sensible, susceptible ¿Lo sabías, cierto? El impacto de su mirar profundo dilató “mis” pupilas, de pronto éstas ensanchadas ¿No sabías de prudencias? “Me” hube perdida en mundos inimaginables, aquellos que en realidad son parte de la vida misma, entre sedas blancas; luna llena y en compañía desayunos frescos ¿Nos éramos compañeros?  “Me” hube perdida en lo insólito e irrazonable –No, siempre fuiste la más razonable; pero y sí,  la más evasiva- La complejidad del amor fue aquello que se impregnó en una abstracta construcción de pensamiento(s) ¿”Me” pensabas tanto como “yo” lo hacía, pensar en ti, en nosotros? Repentinamente, “me” visualicé otra, fuera de sí. Escribí y escribí como nunca habría si quiera “yo” imaginado. Porque inclusive poeta “me” fui, le fui, nos fuimos ¿Nos fuimos?

El nido fluido que contiene “nuestros” secretos

Patente de los mismos entre cavernas

Repentino sol de “mis” días

Relámpago de asunción

Inmigrante de “mí” corazón

Fértil cariño

Querido

Nunca “me” supiste de esta manera, bemole azucarada, frenética desenfrenada, sensible perceptiva ¿O sí? Pones tu pensar dentro de un vaivén, cuestionas inconscientemente el: a quién “me” refiero, es cierto o sólo es la temática que he decidido emplear por esta ocasión e inclusive y más agravante, te cuestionas si es que “me” refiero a ti, sí a ti ¿Recuerdas los muchos buenos momentos compartidos? “Yo”, jamás los olvido. “Yo” supongo, y mucho, quizá “me” fue real, quizá nos es ahora, quizá nos fue un fugaz recuerdo el ahora retomado e instantáneo que se queda para nuestra eternidad, perpetuidad que las letras le atribuyen, el estruendo mismo que en tu cabeza revolotea ¿Sabes? Sí, si sabes cuanto te quiero.

“Ser” ajeno a “mi” sinfín de posesiones materiales

Es sujeto y no objeto

Tan plúmbeo el compromiso y hecho de asumir

Inocente y ajeno

Festivo el dejar (te) ir

Acción y no es soslayar

Aceptación más no es perdición

¿Recuerdas? Evadimos el pretérito, asumiendo el presente que coadyuvará con la construcción de nuestros mañana ¿Tan pulsivo nos es nuestros ayer? Dicen que “soy” diferente, dicen que pienso de forma peculiar, dicen y no dejan de decir ¿Olvidé, olvidé lo que era decirme a “mí” misma lo que “me” era, “me” soy? Pienso en todo y nada a su vez ¿Tú, si tú, qué piensas? “Me” somete frecuentemente el pensamiento, no de aquello, no de eso, no de lo que es posible, ni de lo que debiere, sino que… ¿”Me” entiendes? Nos buscamos y encontramos; muchos de los estigmas como etiquetas se van colocando ¿Dónde es que has puestos tus etiquetas predilectas, te han servido de algo? No me angustia el sí “me” entiendes o no ¿Cuántas veces has tratado de hacerlo? No es reclamo, pues no nos debemos absolutamente nada. Te eres, “me soy”, les seremos, y, viceversa.

Remendada a la luz de la luna bebió

Entre escamas fluyó

Bruma constante de picaflor

Coagulan torrentes de pensamientos

Amarga la piel hirviente

Flota entre oquedades

Se asume y es decisión.

P.A.U.