Estar solo en este cuarto tan amplio y vacío me da tanto miedo, en la noche, cuando todo está oscuro, siento que hay alguien en la ventana observándome, y justo cuando volteo para ver quién me mira, esta persona se esconde. Pensarán que esto es cosa de niños, pero el miedo que siento en este cuarto me paraliza, me quita el sueño, me pone paranoico. No hablo con nadie de esto, a nadie le importaría, me tirarían de miedoso y tonto. Una vez se lo comenté a ella, y digo ella porque no quiero mencionar su nombre, y me dijo que era ella quien me observaba por las noches. Quisiera que fuera ella, para dormir tranquilo, suena enfermo que alguien duerma tranquilo mientras sabe que hay alguien observándolo desde la ventana, pero con ella supongo que sería diferente, con sólo saber que ella está tan cerca de mí, me sentiría a gusto; pero no es el caso, no son los ojos de ella los que me miran, no son esos ni ningunos otros. No los veo, pero ellos sí me ven a mí. Se preguntarán por qué no me voy a otro cuarto, pues no lo sé, me aterra estar ahí pero no puedo irme, todas las noches me inunda el pensamiento de que no soñaré bien, de que otra noche no descansaré, que me sentiré observado, pero no puedo irme, tengo que quedarme, algo me obliga a permanecer ahí.
Ayer soñé de nuevo que veía a quien me mira. Yo estaba recostado boca abajo en la cama, dormido; una mano grande tocaba mi cabeza, me hacía despertar; yo volteaba y justo enfrente de mí estaba una silueta, sentada en el bordo de la cama, no distinguía su cara, solamente podía distinguir sus ojos, unos ojos muy grandes, unos ojos cafés, me hipnotizaba verlo; de repente se me acerca y sigo sin poder mirar su rostro, pero ahora veo su sonrisa, y en un instante yo soy él, y enfrente de mí, no estoy yo, está ella, recostada, dormida, tan hermosa; me acerco a ella y le beso la nariz, siento su respiración, me voy acercando y roso mis labios con los suyos y la beso. Disfruto tanto de ese beso que tardo demasiado en separarme, cuando lo hago, quiero verla de cuerpo entero y me percato que está llena de sangre, está muerta, y en lugar de espantarme comienzo a reír a carcajadas. Y cuando me acerco para besarla de nuevo, ella sonríe, me besa y es entonces cuando despierto.
Y cada noche se repite el sueño, tal vez sea este sueño el que me retiene en el cuarto, tal vez sea el sueño el que me hace aguantar las miradas de alguien inexistente. A veces pienso que me quedo en el cuarto por que las miradas me hacen soñar con ella, sí, creo que por eso me quedo…